Aunque entraba dentro de lo posible nadie esperaba que los Obispos españoles nombrasen a un presidente que no fuera Rocco Varela.
Pero así ha sido, una rebelión silenciosa que ha dado un giro a la dirección de la C.E.E. que puede ser más importante de lo que parece a simple vista.
El nuevo presidente es un nacionalista moderado, que se muestra comprensivo con las aspiraciones nacionalistas, más partidario del dialogo a todas las bandas y que en las futuras negociaciones con el gobierno no tendrá el lastre de los enfrentamientos pasados y deberá tender puentes en busca del entendimiento.
En busca de ese futuro deberá potenciar la colegialidad de los obispos en contraposición al personalismo del anterior presidente Rouco Varela lo que es una buena noticia, huir del alineamiento con las posturas defendidas por el Partido Popular, y aprender a comunicar sus opiniones a los españoles con rapidez, agilidad, humildad y sin acritud.
Ojala este distanciamiento de etapas anteriores y parece ser que rompiendo con los deseos de Roma a los que siempre los obispos españoles han estado tan dóciles sea el inicio de una nueva etapa.
miércoles, marzo 09, 2005
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