
Una frase terrible. Quién la usa mete a Dios en un atolladero. Intenta justificar la violencia que ejerce contra alguien. Se usa demasiado y casi siempre sin una noble causa. La usaban los españoles en la edad media para expulsar a los árabes de la península. La usaban los cristianos para conquistar Jerusalén en las cruzadas. La usan los terroristas para justificar sus atrocidades. Si queremos acabar con la violencia teñida de fanatismo religioso habrá que estar atentos a las injusticias que hay a nuestro alrededor. Habrá que ser creativos y acudir presto para solucionarlas. Deseamos vivir en una sociedad libre donde se respeten los derechos individuales y donde se puedan practicar políticas de ayuda a los más desfavorecidos por cualquier causa. Pienso que todo lo que no sea ir en esa dirección solo nos traerá problemas y más violencia.